Globalización Me avisan que llueve en todo el medio¹ mundo, desde Madrid hasta Tlacotalpan. También que en Madrid, un grupo de siete mariachis toca sus sones y que la gente les mira llena de recuerdos. Me pregunto si son mexicanos o españoles. Como los que tocaron en la boda de mi primo en Montevideo, uruguayos, vestidos de negro y con zapatos blancos, que supieron mejor que él la letra de las más comunes de nuestras canciones. O los que yo escuché en el centro de Mendoza, cuando andaba de viaje por Argentina, o en la radio en Cuba o los que tanto ilusionan a los chilenos y a mi amiga de Venezuela. Sones. Sones como los veracruzanos que la lluvia me hace dudar en ir a escuchar a la fiesta de Tlacotalpan, porque el fandango es toda la noche, mañana sábado hasta el amanecer y el domingo todo el día. Tlacotalpan que en estas noches sus calles son una orgía de música de jaranas, guitarras y leonas; jaraneros y mujeres zapateando sobre un tablado. ¹ Gracias, Fander
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