« Algunos hombres ven las cosas tal como son y dicen, ¿por qué? Yo sueño las cosas que nunca fueron y digo ¿por qué no? » Leonardo Da Vinci Wilhelm Albert Vladimir Apollinaris de Kostrowitzky (1880-1918) fue uno de esos hombres para quienes la verdad es una atadura que les queda demasiado corta. Las virtudes plásticas: pureza, unidad, y verdad, mantienen a la naturaleza en el sometimiento. Insistir en la pureza es bautizar al instinto, humanizar el arte y deificar la personalidad.
El novelista, ensayista, crítico y poeta, mejor conocido como Guillaume Apollinaire, hablaba de arte; pero a decir verdad, la verdad para él no fue opción ya desde el primer párrafo de su biografía: El poeta francés, nació en Italia - concretamente, en el Vaticano - y era polaco o ruso o suizo de origen, si algún día alguien determina si su madre, una noble, que quizás fue monja, pero que también pudo haber sido una aventurera, era polaca o rusa, y si su padre fue:
a) un guarda suizo b) un oficial italiano c) un príncipe italo-suizo d) el mismísimo Papa - rumor que él se encargó de jamás negar e) un apostador f) ninguno de los anteriores De él se dice que estaba convencido del interés puramente anecdótico de la existencia y como tal, hizo de la suya una leyenda aprovechando para romper con la costumbre, cualquier ocasión que la cotidianidad le brindara, desde pintarse a falta de corbata un lazo con tinta china sobre la camisa, hasta servir a sus invitados ensalada aderezada con perfume o caminar por París con lazos de seda azul en los zapatos. En el Mercure de France publicó con frecuencia anécdotas de México, ciudad en la que nunca estuvo, como tampoco estuvo en muchas otras ciudades a las que jamás viajó, pero de las que también habló, con conocimiento vicario. Estudioso del medioevo, de la cábala, y de demonología, hizo también suyo a lo extraordinario. Así se cuenta que se encontró con el Judío Errante en Praga; y que en París se le vio abordar como al profeta Elías un carro de fuego. En 1902 se instaló definitivamente en París, donde trabajó hasta enrolarse en el ejército en distintos periódicos e instituciones financieras. En 1907 publicó dos novelas, unos dicen que eróticas, otros que pornográficas, que le dieron a ganar dinero suficiente para más tarde dedicarse a sus actividades literarias, publicar y hasta para apoyar a sus amigos los artistas y bohemios de Montparnasse. En 1911 fue a dar a la cárcel junto con Picasso, uno de sus mejores amigos, acusado de cranear el robo de La Gioconda (también se habla de unas estatuas fenicias). A Picasso lo liberaron inmediatamente, a él una semana más tarde. La dama en cuestión apareció dos años y ocho falsificaciones (bien vendidas) después. En 1917 sufre una trepanación a causa de las heridas que le ocasiona una granada de la primera guerra mundial siendo voluntario del ejército francés al que se alistó en 1914. « Facilísimo haber previsto la muerte de Apollinaire, dado que el cerebro de Apollinaire era una fábrica de pirotecnia que constantemente inventaba los más bellos juegos de artificio, los cohetes de más lindo color, y era fatal que al primero que se le escapara entre el fango de la trinchera, una granada le rebanara el cráneo. » Oliverio Girondo Impresionado por el advenimiento del cine y el desarrollo tecnológico de los medios de comunicación (teléfono, telégrafo, fonógrafo), instó a los artistas a buscar nuevas formas de expresión al vislumbrar una concepción distinta de "la realidad". Amante de la experimentación y a la vez de lo elemental, intentó sintetizar la poesía y las artes visuales, y logró ejercer una notable influencia tanto en la poesía como en el desarrollo del arte moderno. Su carrera literaria fue tan agitada como su gesta romántica, que dejó bosquejada en poemas. En 1913 publicó su volumén de poesía Alcoholes, considerada obra capital de la poesía moderna, y el ensayo Los Pintores Cubistas con que da a conocer la escuela al explorar en el concepto. En ese mismo año escribe el drama Los Pechos de Tiresias, obra por la que se le considera precursor del surrealismo; término que él mismo define en su pieza teatral:
Para caracterizar mi drama me serví de un neologismo que se me perdonará, ya que eso lo hago raramente, y forjé el adjetivo surrealista que no significa en absoluto simbolista (...) sino define bastante una tendencia del arte (...) pensé que era necesario volver de nuevo a la naturaleza misma, pero sin imitarla, a la manera de los fotógrafos.
En 1918, publica sus Caligramas, poemas para ser vistos y como buen tipo solar, ese mismo año, aún a edad temprana, muere de influenza española. Su madre y hermano solo le sobrevivieron algunos meses, como si el destino hubiera querido eliminar cualquier testigo que pudiera echar un poco de luz sobre la bruma en que se forjó la leyenda. Uno no puede transportarse por todas partes llevando consigo el cadáver de su padre.

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