Asakhira
Explorando territorios Patricia @révalo
Vamos siendo nuestra propia isla,
arriesgando leyendas
sobre los límites del mundo ...
                           Teresa Melo, Cuba


31.3.05  :: 11:05

En la oscuridad, cualquier cosa cuya naturaleza nos sea desconocida, se nos puede imaginar otra. Una soga por ejemplo, vista en penumbras, podemos imaginarla una serpiente o un bastón, y una serpiente o un bastón, una soga. Cuando verificamos que la soga es una soga, todas las ilusiones sobre ella cesan y sólo permanece nuestro conocimiento de la soga, por grosera se la conciba a ésta con respecto a una serpiente o a un bastón. A cambio de las ilusiones que ya no tendremos, saber que la soga es soga nos libera del miedo a la serpiente y de la esperanza de apoyarnos en un bastón. También nos hace ciertos de su fortaleza y flexibilidad.

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29.3.05  :: 03:34

Pensar que la libertad está detrás de la puerta. Basta con renunciar al sueño y caminar hacia ella.

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26.3.05  :: 08:37

VIA CRUCIS

Iztapalapa
Foto de Jerónimo Arteaga-Silva

ACTUALIZACION 11/04/05: Más sobre el Via Crucis en Monterrey.

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25.3.05  :: 15:16

Hace muchos años ya, en 1950, sólo dos de cada cien mexicanos afirmaban no ser católicos. Hoy día son diez. Nueve, rebate la Iglesia, que cuenta como suyos a todos los bautizados. La diferencia la hace uno. Uno que, aunque fue bautizado en la fe tradicional de esta nación, afirma no seguir perteneciendo a ella, quizás en un verdadero acto de apostasía.

Sin embargo, a pesar de que la tendencia es a que diminuya, somos el segundo país en población católica (89 millones), superados sólo por Brasil (140 millones) y aún con ventaja sobre USA (61 millones).

Eso sí, sólo una mitad de dicha población cumple al menos el precepto de asistir a misa los domingos; mientras que la otra mitad sólo practica las fiestas de guardar: navidad, semana santa, bodas, primeras comuniones y bautizos. Pero como aquí la práctica no obsta para la filiación, qué importa la displicencia. Displicencia que se observa en la soledad de las iglesias (que por lo demás así son más bellas y frescas) y en una fuerte crisis vocacional (que vacacional, nunca).

La cosa es más o menos así: para cada seis mil quinientos ciudadanos de este tan católico país hay un solo sacerdote y dos monjas; mientras que en nuestro vecino país (USA) el número per cápita de los servidores de la institución religiosa es cuatro veces mayor y en Italia hay un sacerdote por cada mil. Al menos esa es la situacion actual, pues ellos, al igual que todos los demás episcopados en el mundo, se quejan de que faltan jóvenes que se preparen para sustituirles.

La situación mexicana no es muy distinta a la de España ni a la de otros países latinoamericanos, donde la gran mayoría se sigue identificando como católica, pero la institución se debilita.

Sólo en Asia, en África y en USA la Iglesia gana adeptos, en este último país gracias a los inmigrantes, y en éstas dos últimas regiones a pesar de las acusaciones por delitos sexuales que pesan sobre sus sacerdotes: en el caso de USA sobre el 10% de ellos y en el caso de África sobre muchos misioneros. Es notable también la importancia que reviste al episcopado norteamericano a pesar de representar a muchos menos católicos que el mexicano. Es tanta que Norberto, nuestro gallo, no ha sido invitado al Vaticano esta Semana Santa a oficiar misa en sustitución del Papa y en cambio sí, un cardenal norteamericano.

Sin servidores de la Iglesia, ¿qué va a ser de ésta? ¿Qué va a ser de la religión que profesan los pueblos? ¿Qué va a ser de los pueblos? ¿Será una nueva institución la que agrupe a los que sigan interesados en practicar el catolicismo? ¿Es catolicismo?

De las tradiciones y ritos ya sabemos. Si las tradiciones no sirven a un dios, sirven a los hombres y cuando ni a éstos les sirven, quedan en el olvido; a menos de que se les halle un nuevo significado y éste, cuando mejor, será estético.

A mí me gustan muchas de las tradiciones religiosas (de hecho de lo que deseaba hablar era de los altares de Viernes de Dolores, pero como me perdí entre estadísticas hablaré de él otro año), pero lo cierto es que me entusiasman por hermosas, por ceremoniosas y porque hacen especial una época. Como ahora que ha sido cuaresma y se come pescado; o estos días en que se come mole con romeritos y tortitas de camarón.

Conforme perdemos el sentido religioso y el sentido mágico, se pierde con ellos la esencia ritual de las ceremonias. Permanece su sentido social, que es blanco fácil de la estrategia comercial que por ahí logra convertirlas a sus propósitos. Pero también queda lo sensible.

Queda el olfato y pienso en el incienso; los oídos, y pienso en La Pasión según San Mateo; queda la vista y pienso en los mantos morados, en los cristos de madera, en las velas y en los altos techos; queda el tacto y me percibo un cuerpo dentro un espacio sagrado; y queda el gusto y ya me voy ... que yo lo que no pierdo es el antojo.


Ahí les dejo el enlace a estas imágenes y a estas cartas de lo que fue tras la Revolución en México, la Guerra Cristera, que tienen días dándome de vueltas en la cabeza. ¿Qué otro pueblo "moderno" ha llegado a la guerra civil como nosotros, por ejercer su culto?

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23.3.05  :: 20:09

El primero de marzo apareció publicado el obituario del poeta y traductor, Jacinto Arrizabalaga, quien murió esa misma madrugada a causa de un enfriamiento repentino.

Sus traducciones son de una exquisitez y profundidad poética inusuales, como inusualmente poéticas son las definiciones del secreto diccionario en que se descubrió que él afanosamente trabajaba y que su muerte ha dejado inconcluso.

Como toda muerte, la suya fue tema de conversación en los pasillos. In Memorian suya escribió de su obra alguno de sus discípulos.

Éste recordó que la ambición de su maestro era comprender en su diccionario « la vastedad del Universo », que a su parecer no es tan complejo como nuestra pretensión de explicarlo nos conlleva a creer.

Como sucede con todo muerto, la revisión de sus efectos íntimos ha dejado al descubierto una historia incógnita a los familiares.

Como sucede con todo maestro muerto, para construir su imagen póstuma, se descubren hasta entre sus lecturas huellas de su pensamiento.

Como sucede con todo escritor muerto, sus obras completas serán editadas. A cargo de ello ha quedado Pedro Weinberg, editor independiente y blogger, que de vez en mes nos actualiza a través de este medio con noticias de su trabajo.

Día a día, para gozo nuestro, sabemos más del Maestro Jacinto Arrizabalaga en La Baliverna, donde incluso podemos disfrutar de la lectura de su traducción de la "Brevísima Antología de la Literatura Inglesa"; así como conocer más acerca de sus motivaciones, de su metodología, de su concepción poética, de su Idea.

Yo, por mi parte, transcribo aquí un par de definiciones del Maestro que me son perfectamente comprensibles, cuando de comprender y no de explicar se trata:

lo nuestro: una insensatez.
insensatez: lo nuestro.

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21.3.05  :: 13:03

EL MAR ANTIGUO
de Pío Baroja

« He tenido fama de indolente y optimista, de indiferente y apático (...) Se han inventado anécdotas acerca de mi frialdad y de mi indiferencia. Una vez, un juramentado de Filipinas vino a mí, con el yatagán levantado, a cortarme la cabeza; yo le miré y bostecé de fastidio (...) Ciertamente es una demostración de mi naturaleza cínica e inmoral; pero la verdad ante todo.

La mayoría de los hombres se sienten muy orgullosos de su constancia, de la permanencia de sus propósitos. Son consecuentes como el acero de una brújula rota o enmohecida, y esto les parece una gran virtud. Saben adónde van, de dónde vienen. (...) Si les escuchamos, nos dirán: «No nos detengamos (...) Corremos el peligro de no llegar al fin».

¡El fin! ¡Qué ilusión! No hay fin en la vida. El fin es un punto en el espacio y en el tiempo, no más trascendental que el punto precedente o el siguiente (...)

La preocupación por conseguir un fin nos intranquiliza a todos los hombres, aun a los más desaprensivos, aun a los más indolentes, y yo, por mi parte, hubiera deseado vivir todavía más en cada hora, en cada minuto, sin la nostalgia del pasado ni la ansiedad por el porvenir.

Este deseo es consecuencia de mi fondo de epicurismo y de la decantada indolencia que tanto me han reprochado, y que, sin duda, desarrolla y exagera la vida del marino.

Realmente, el mar nos aniquila y nos consume, agota nuestra fantasía y nuestra voluntad. Su infinita monotonía, sus infinitos cambios, su soledad inmensa nos arrastran a la contemplación.

Esas olas verdes, mansas, esas espumas blanquecinas donde se mece nuestra pupila, van como rozando nuestra alma, desgastando nuestra personalidad, hasta hacerla puramente contemplativa, hasta identificarla con la Naturaleza.

Queremos comprender al mar, y no le comprendemos (...), inerte es la representación de la constante inquietud. (...)

¡Qué época aquélla! Yo no digo que el mar entonces fuera mejor, no; pero sí más poético, más misterioso, más desconocido.

Hoy, el mar se industrializa por momentos; el marino, en su barco de hierro, sabe cuánto anda, cuándo va a parar; tiene los días, las horas contadas...; entonces, no; se iba llevando la casualidad, la buena suerte, el viento favorable.

En aquel tiempo, todavía el mundo estaba mal conocido, todavía había derroteros tradicionales y una inmensidad de Océano en blanco jamás visitado por el hombre. Como el caminante en el desierto sigue las huellas de otro, el marino en alta mar sigue la derrota de los antiguos nautas. Así, los que se dirigían al Cabo de Buena Esperanza, al llegar a las islas de Cabo Verde marchaban al Brasil, obedientes a la rutina y al viento, y atravesaban el Atlántico de nuevo.

Entonces, en la mayoría de los buques se deducían la situación más por conjeturas que por cálculos; los instrumentos de navegación empleados por la generalidad de los marinos tenían errores de grados enteros (...) Todavía en el mundo había piratas, todavía había negreros, males todos ¿quién lo duda?, peligros que obligaban al marino a tomar ante los hechos una actitud gallarda. Todos estos riesgos exaltaban la imaginación, aumentaban el valor, daban el pensamiento de luchar contra el mal y de vencerlo.

A la gran barbarie del mar correspondía la barbarie de su servidor el marino; a la brutalidad del elemento salobre, la brutalidad humana. En aquella época, un marino volvía a su rincón con un anillo en la oreja, una pulsera en la mucheca y una cacatúa o una mona en el hombro.

Un marino, entonces, era algo extrasocial, casí extrahumano; un marino era un ser para quien la moral ofrecía otros aspectos que para los demás mortales.

- Te preguntarán cuánto has hecho - decían los padres a sus hijos, que se lanzaban a la aventura -, no cómo lo has hecho.

Y los hijos se hundían en los abismos de la vida intensa, sin preocupaciones ni escrúpulos. La madre casualidad los llevaba por sus ignorados derroteros; el Destino, en su misterioso molde, vaciaba esta humanidad y sacaba intrépidos mareantes o feroces negreros, exploradores audaces o vendedores de chinos.

Para aquellos hombres, la moral era una cuestión de paralelo. El mar era el más grande escenario de los crímenes y violencias de los hombres.

Hoy, el mar ha cambiado, y ha cambiado el barco, y ha cambiado también el marino. De aquellas airosas arboladuras que tanto nos entusiasmaban, no quedan mas que esos palos cortos para sostener los vástagos de las poleas; de aquellas maniobras complicadas, nada se conserva.

Antes, el barco de vela era una creación divina, como una religión o como un poema; hoy, el barco de vapor es algo continuamente cambiante como la ciencia ... una maquinaria en eterna transformación.

Antes, el capitán era un personaje sabio, un tirano de un poder inaudito, un hombre que tenía que bastarse a si mismo; hoy es un especialista injerto en un burócrata (...)

El carbón, ese dios modesto, pero útil, ha reemplazado las alas del poético Ángel de la Guarda que llevábamos en nuestras velas, y ha cambiado las condiciones del mar.

Antes, el mar era nuestra divinidad, era la reina endiosada y caprichosa, altiva y cruel; hoy es la mujer a quien hemos hecho nuestra esclava.

Nosotros, marinos viejos, marinos galantes, la celebrábamos de reina y no la admiramos de esclava.

Seguramente, no; el mar entonces no era tan bueno como hoy, ni tan pacífico; pero sí más hermoso, más pintoresco, un poco más joven. La belleza del mundo y del mar dependía en gran parte de su rutina y de su inmovilidad.

El mapa espiritual del universo de aquella época era como un plano de diferentes colores, en donde se apreciaban no sólo las entonaciones fuertes, sino los más ligeros matices.

Hoy, estos matices se pierden; el mundo lleva el camino de confundir y borrar sus colores. Hoy, un japonés es un señor civilizado vestido a la europea; un polinesio va como turista a la Meca, en un magnífico paquebot de quince mil toneladas. La musa del progreso es la rapidez: lo que no es rápido está condenado a morir.

Todo ello es mejor, ¿quién lo duda? Indica más civilización; pero para el que todavía conserva en la retina el recuerdo del mar antiguo, pare ése, la confusión moderna es un espectáculo lamentable. »

Tomado de Las Inquietudes de Shanti Andía

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:: 11:01

Las Citas del Olvido

Olvido, mujer que tiembla, me citó (¿o nos citó a todos?) entre los comentarios a mi anterior post a acudir al día siguiente a La Coctelera.

En La Coctelera apareció alguien que dijo llamarse "nadie dice" y ser hombre y dirigirse a Olvido y ser "la mano que escribe lo que no tuvimos", y citó a Almu (?) en El Cuaderno de Otis Driftwood.

En El Cuaderno de Otis Driftwood, Olvido reapareció, "husmeando tu rastro en mi cuerpo como una adolescente" y citó entre comentarios a acudir a Mató tu Onda.

En Mató tu Onda, el blog de Singing Banzo, "nadie dice", "el cuerpo que late entre dos olvidos", citó de nueva cuenta en Santa Maradona.

En Santa Maradona, Olvido, "dispuesta a ser tu esclava", citó entre los comentarios al post de Maximiliano, a acudir a La Petit Claudine.

En La Petit Claudine, no aparecieron (¿o desaparecieron?) los de las citas.

Todas las citas fueron hechas el día 20 de marzo, todas para el día siguiente; y la mía desde una dirección IP en España.

Yo no sé si Olvido o "Nadie dice" citaron a alguien a acudir a mi blog, pero si sí, me gustaría saber a quién. Por lo demás, una vez es gracia, dos no.

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18.3.05  :: 14:39

Jugando con JEL

Hace unos días, Jon me invitó a contestar el siguiente cuestionario: Lectomanía.

1. ¿Cuáles fueron los últimos tres libros que leíste? (sin importar género ni clasificación)

Esta es una pregunta que siempre me causa comezón. Veras, soy mala lectora, tengo el vicio de leer, pero de leer mal. Tengo la mala costumbre de empezar a leer los libros por su final (y no siempre llegar hasta su principio); y la de practicar con ellos la bibliomancia, el juego de la gallinita ciega y la búsqueda binaria. Este modo de lectura, avieso y fragmentado, me resulta en harta dificultad para contestar con naturalidad qué leo o recién leí.

Sin embargo, los últimos tres que he leído en su totalidad, creo que son estos tres: "Más Allá del Bien y del Mal", de Nietzche, "El Verano de la Traición" de Hong Ying y "Una Historia Natural del Amor de Diane Ackerman.

2. ¿Prestados, comprados, robados y/o fotocopiados?

e-book gratuito, comprado, comprado.

3. ¿Cuál estás leyendo ahora?

Como comenté a tu primer pregunta: son varios; pero con la firme intención de algún día terminarlos, sólo los siguientes: la tesis de maestría de Carlos de la Sierra, "Raíces Trashumantes: Transculturación y Heterogeneidad - Orígenes de temas, modos y medios de representación en tres novelas latinoamericanas contemporáneas"; el libro de otra amiga, Ileana García Gossio, del que ya he hablado antes, "Mujeres y Sociedad en el México Contemporáneo: Nombrar lo Innombrable"; "Cultura Libre" de Lawrence Lessig, "El Misterio de las Catedrales" de Fulcanelli (que se puede leer aquí) y "Kaidara" de Amadou Hampâté Bâ. Todos éstos de cuerpo presente. Y también "Los Cuadernos de Leonardo Da Vinci" en electrónico.

4. ¿Algún libro en particular que querés leer y hasta ahora no pudiste por cualquier motivo?

Hay varios que deseo adquirir para leer, entre ellos "2066" de Bolaño. Pero para mi ventura me he impuesto no comprar uno más hasta no dar por leídos todos los que no recuerdo haber abierto.

Hay otros que sólo deseo leer, como los de Jeremy Rifkin, "The Age of Access" o "The End of Work", de los que he leído mucho pero no he leído nada, y que me gustaría encontrarlos en la red.

5. ¿Leés e-books? ¿Los imprimís para leerlos?

Mucho, y no me canso. Debo ser mutante. Nunca imprimo, en todo caso copio y hago nuevos documentos electrónicos con las citas y mis notas; y sólo si alguna frase me encanta, la transcribo a algún cuaderno. Hay lugares tentadores como la e-biblioteca del Proyecto Gutenberg, de donde saqué los cuadernos de Da Vinci.

6. ¿Cuál fue el mejor libro que leíste en tu vida? ¿Y el peor?

Te puedo decir que "Pedro Páramo", de Juan Rulfo, es mi favorito. Lo puedo leer cada noche y sólo una vez lo he tenido. O contarte que "La Pasión Turca", de Antonio Gala, me salvó alguna vez del desamor. O que prefiero las "Narraciones" de Borges sobre los libros de Stephen Hawking, pero no sobre los cuentos zen o sufí, aunque muchas veces sí.
¿El mejor? No, no lo sé.
El peor, sí.
"La Bomba de Tiempo del 2000" de Yourdon. Jejejeje.

7. ¿A qué siete personas les harás estas preguntas?

Dice bien Horacio que es de mala educación señalar, aunque a mí me ha halagado que mis respuestas te provoquen curiosidad. No sé si quienes se me ocurren se sientan cómodos si los señalo. Así que les preguntaré y si desean tomar la estafeta los anotaré. Por lo demás, cualquier persona que comparta voluntariamente, considérese de mis siete. ¿Está bien?

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13.3.05  :: 11:46

« ¿Qué es un cínico? Uno que sabe el precio de todas las cosas, y no sabe el valor de ninguna », Oscar Wilde.

La hipocresía y el cinismo son dos posturas contrarias ante lo que es en uno indefendible.
Ninguna de las dos es inconciencia o ignorancia.

El hipócrita siente vergüenza de lo que en sí es censurable y por ello finge pensar o sentir otra cosa.
El cínico lo expresa desvergonzadamente.

El hipócrita finge ser mejor de lo que es.
El cínico pretende ser peor.

El hipócrita no quiere disociarse de su espacio social.
El cínico lo lacera.

La hipocresía es un mal que deriva de la necesidad de los otros.
El cinismo es un mal que deriva de ignorar a los otros.

La hipocresía resguarda identidad, ideología e ideales.
El cinismo los vilipendia.

El hipócrita rinde a su manera homenaje a la virtud.
El cínico se burla de ella.

La hipocresía es avenencia.
El cinismo es desafío.

El hipócrita construye una razón torcida que busca justificar sus contradicciones; es incoherente.
El cínico se imagina autónomo; es narcicista.

La hipocresía conduce a la esquizofrenia.
El cinismo a la paranoia.

« La libertad es el derecho que tienen las personas de actuar libremente, pensar y hablar sin hipocresía », Jose Martí.


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9.3.05  :: 12:16

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:: 11:52

Del existir y de la palabra

Tiene razón Massei, a los gatos siameses se les festeja y las luchas, mientras no estén decididas, se luchan, no se conmemoran.

Por lo mismo y en mismo orden de ideas ayer expuesto, es notable el acto en que Sebastiana Vázquez, mujer indígena, ayer tomó la palabra.

Xochilt Gálvez, encargada de los pueblos indígenas en México, se la concedió para que hablara sobre la labor de las Casas de Salud; pero ella no estuvo dispuesta a usarla para darle ni coba ni gracias al presidente, a su esposa o a su gabinete, reunidos en Los Pinos para la celebración oficial del Día de la Mujer.

En cambio, aprovechó ser escuchada para poner en duda la eficiencia de las acciones llevadas a cabo en materia de seguridad y salud familiar, al menos en su ámbito rural, y habló así: « ... aquí las mujeres no existen, porque siguen siendo violentadas en sus casas, en las instituciones y en la procuración de justicia, que es donde hemos enfrentado casos ... lo que ha hecho la casa de salud es documentar esos casos ».

Sebastiana está a cargo de la Casa de Salud de la Mujer Indígena en Chalchihuitán, Chiapas. Tiene más de dieciséis años trabajando con víctimas de violencia familiar y sexual y con las parteras tradicionales, es tzeltal y desde 1998 ha participado en distintos foros internacionales sobre asuntos indígenas y de la mujer.

Tras su impertinente participación, Gálvez hizo uso nuevamente de la palabra para expresarle a Fox que se sentía apenada por darle lata, ¡tan lindo que se ha portado!

Fuente: La Jornada

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8.3.05  :: 12:49

Un Discurso Propio

« ... cuando el lenguaje nombra: ordena, clasifica, valora y produce una determinada realidad cultural.     ¿Qué pasa cuando el lenguaje nombra a la realidad a partir de lo masculino y el hombre es quien toma la palabra? »

               ... pregunta Ileana García Gossio en su texto, Nombrar lo Innombrable. Texto con que da entrada a una compilación de ensayos realizada por ella, en la que mujeres del México contemporáneo toman la palabra para dar a conocer su ser y hacer en algunos de nuestros espacios sociales.

Mujeres que, como muchas otras en muchos otros lados, buscan construir un discurso propio.
Mujeres que así deconstruyen lo que de ellas se ha discurrido.

Mujeres que quieren saber de ellas por sí mismas.
Mujeres que quieren dar a saber de ellas por ellas mismas.

Mujeres que se quieren hacer escuchar en su sociedad.
Mujeres que buscan establecerse como sujetos sociales, civiles, políticos.

Mujeres que reflexionan y escriben sobre mujeres e historias de mujeres con filosofía y racionalismo y sensibilidad estética de mujeres.

Mujeres que, a través de nombrarse y de representarse, ganan para mujeres en el terreno de lo simbólico, identidad y empoderamiento como mujeres.

Mujeres que así están tejiendo una red comunicativa a través de la cual conocernos, nosotras y ellos, para buscar la equidad entre desiguales.

            ... porque regresando al tema de lo que no tiene nombre: Santo que no es visto no es adorado, dice el refrán.

Y es que, sigue contando Ileana, « ... en Occidente el hombre ha sido quien representa a la humanidad; ... [y por tanto] La inexistencia de la mujer en el lenguaje le ha provocado, una identidad asociada a la invisibilidad y desigualdad social ».


Hoy se celebra el Día Internacional de la Mujer Trabajadora y para festejar quiero compartir con ustedes algunas cosas que mujeres dicen de otras mujeres.

Leámos a las mujeres.


« ...las mujeres indígenas respaldan una idea de derecho y justicia definidos desde el espacio de la comunidad indígena, desde el colectivo. La contradicción entre derechos individuales y colectivos no surge dado que ellas mismas se autodefinen en lo colectivo, se revaloran como un nosotros femenino y exigen su revaloración por parte de la comunidad indígena y la comunidad nacional; exigen el "tomarnos en cuenta" como sujetos, como agentes políticos en la base de que todos somos iguales. Es interesante ver que aunque las indígenas enuncian una palabra diferenciada dentro de la comunidad -como mujeres-, al mismo tiempo ponen el énfasis en la igualdad para respaldar sus demandas tanto hacia la comunidad indígena como hacia la comunidad nacional; las indígenas están reivindicando para ellas, el sujeto colectivo diferenciado de mujeres indígenas, la igualdad. », Maria Jaidopulu Vrijea, Las Mujeres Indígenas Como Sujetos Políticos.
« El "techo de cristal" forma parte de la cultura patriarcal que construye en la subjetividad femenina ciertos mecanismos que permiten tal imposición cultural desde la temprana infancia ... a las mujeres se les educa como "ser para otros", para tener miedo a tomar decisiones y sí a obedecer ... No cabe duda que el hecho de que una mujer asuma un cargo de poder que se considera destinado solo para los hombres, mueve las conciencias tanto de hombres como de mujeres que no tienen clara su auto identidad. Es importante que las mujeres fortalezcan su autoestima pero ante las estructuras patriarcales, ... para que en el caso de que se dé un "fracaso", éste no sea tomado en cuenta por la opinión pública como personal y como una prueba del prejuicio que señala ya ven, es que es mujer [comentado alrededor de Rosario Robles] », Ileana García Gossio, Mujeres y Poder
« Las poetas mujeres de México, rechazamos la palabra poetisa desde muchos años atrás, aunque es gramaticalmente correcta, porque la palabra poetisa recuerda los vicios y limitaciones de aquellas aficionadas a la creación literaria que hasta principios del siglo XX escribieron para amenizar veladas familiares », Elva Macías, Mujeres en la Poesía Mexicana
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:: 02:19

Tengo razones para creer que el secreto de la eterna juventud radica en el padecimiento crónico de crisis existencial.

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4.3.05  :: 21:05

Esta ciudad no deja de sorprenderme. Ayer que pasé a eso de las seis de la tarde por avenida Toluca poniente, cerca de su cruce con Periférico, vi a varios muchachos parados en la calle moviendo sus manos como si volaran papalotes. Pero miré alrededor y mi vista se detuvo en el camión enfrente, en los cables de luz que cruzan de lado a lado la calle, en el segundo piso del Periférico, en las antenas de televisión y lo juzgué imposible. Hoy pasé y los vi de nuevo. Seguí un hilo que creí imaginario de las manos de uno de ellos hasta estar mirando el cielo. Y ahí estaban los papalotes. Muchos. Unos treinta. Altísimos. De un lado de Periférico son hexágonos con colas de papel. Del otro son círculos. ¿En donde corren los muchachos si hay tráfico? ¿Desde dónde los vuelan los del otro lado que no tienen ni avenida?¿Cómo hacen para empinarlos? Los cables de luz, me fijé entonces, retienen evidencia de intentos fallidos.





Por comer empieza
y volar sabe,
no es un avión,
ni tampoco un ave

En esta ciudad corre mucho viento en febrero y marzo, por eso está tan limpio el cielo y por lo mismo, los chicos vuelan cometas. La foto es de la convocatoria de Conaculta del año pasado a la actividad Hojas de Papel Volando, que se llevo a cabo para celebrar con cientos de papalotes la entrada de la primavera. Este año aún no la anuncian.

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2.3.05  :: 01:57

Salí puntual a las cinco treinta de la tarde de mi claustro actual, en el sur de la ciudad, para llegar a la cita planeada por una vez a tiempo. Transité rápida por Periférico en dirección norte, antes de que lo inundaran los tropeles de autos de los que a las seis se lanzan, todos al mismo tiempo, a atravesar la ciudad para regresar a sus hogares. Unos minutos después, tomé el distribuidor vial San Antonio que lo lleva a uno por lo alto hasta depositarlo en Río Becerra. Conduje por él aún a velocidad constante. Desde su altura, o segundo piso como se le dice, la ciudad la pude divisar toda perfectamente. El cielo era azul y el aire estaba inusitadamente diáfano, tanto que alcancé a ver con claridad hasta los montes que circundan el valle. Apenas unos metros después de haber descendido de este tramo, me confundí entre la marea de vehículos que pugnan, unos por incorporarse a Viaducto y otros - como yo - por desviarse hacia Xola, en el empalme de las dos vías. Uno nunca entiende bien cómo va a lograr enfilarse entre el tumulto de trayectorias cuasi paralelas que ahí confluyen, pero lo hace, centímetro a centímetro, por arte de la paxciencia. Dos calles adelante, doblé a la izquierda para continuar mi camino ahora sobre Insurgentes. Aún no eran las seis y transitar a buena velocidad seguía siendo posible. Me dio pena ver cómo el anunciado Metrobus va ocupando poco a poco el lugar del angosto camellón arbolado que desde hace varios años embellecía y separaba el tránsito vehicular de ésta, la más larga avenida de la ciudad de México que se perfila ya otra, bastante menos graciosa, donde los árboles han sido talados.

A la altura de la colonia Juárez, el tráfico se hizo definitivamente denso. Estaba a unas cuantas calles de mi destino y aún había tiempo, así que mientras esperaba mi turno para avanzar, me dediqué a observar los edificios y casas de la zona. Unos hermosamente viejos, otros cajas de vidrio y concreto. Sobre una de éstas, un airado gigante de hojalata que guarda la entrada a un Olimpo de utilería, parece protestar amordazado con un enorme sello en el que se lee "clausurado", por haber quedado en el desempleo. A su alrededor todo son fondas, papelerías y vitrinas en las que se exhiben muebles para oficinas. Oficinas como las de pisos arriba, las que hay detrás de cada ventana cubierta con persianas o cortinas percudidas por el smog y la desidia; las celdas de tantos y tantos que comen en las fondas, compran en las papelerías y ahora, colman ... o colmamos la calle. El engranaje humano que da su movimiento sinfín a esta urbe.

Cerca de donde supuse que quedaría el edificio buscado, estacioné el auto. Caminé, pero pronto me di cuenta de que había supuesto mal. Llamé. Me indicaron entre qué calles. Eran dos para las seis. La dirección correspondía a Insurgentes Norte y no a Insurgentes Centro. Caminando haría por lo menos veinte minutos; en auto, ya con tráfico, más. Volví a llamar. Que sí, que me esperaban. No caminé, a mis zapatos les salieron alas. Seis quince en su recepción firmé. Respiré hondo, intenté aquietarme. Saludé, entregué todo y así como llegué me fui.

Pasaditas las seis treinta estaba de nuevo al volante. Tomé Reforma. La visibilidad era aún impresionante. Desde mi auto vi en fila, adornando la larga avenida, a Cuaúhtemoc, la palmera y El Ángel, recortados sobre el cielo todavía azul. Una vista de la que no logró apartarme ni la cagada de paloma sobre el parabrisas que hasta entonces descubrí, ni el payaso punk que me pidió cooperación. Un Turibus con su cargamento de turistas chinos pasó en el otro sentido. Frente a mí, sobre el paso de cebra, toreaban los autos los turistas gringos, imperdibles en sus shorts. Entonces por un instante, sólo por uno, sentí el placer que, supongo, siente un ladrón cuando la caja hace clic, al descubrir su combinación.

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