Asakhira
Explorando territorios Patricia @révalo
Vamos siendo nuestra propia isla,
arriesgando leyendas
sobre los límites del mundo ...
                           Teresa Melo, Cuba


29.9.05  :: 09:58

Murallas de Tirinto1600 a.C. - Cuenta la leyenda que los Cíclopes construyeron las murallas de Tirinto por encargo de Proito, rey de Tirinto y hermano del rey de Argos, Acrisio. ¡Quiénes más podrían haber construído las murallas de doce metros de altura y de cinco a siete metros de espesor!

Tirinto, Troya, Micenas y Orcomenos son las ciudades del mundo micénico en el que ocho siglos más tarde, Homero halló inspiración para escribir La Ilíada y La Odisea.Interior de las Murallas de Tirinto

A diferencia de los grandes palacios del mundo minoico que le antecedió - carente de vestigios de ingeniería militar y cuyo centro es Creta -, los asentamientos micénicos que acunaron héroes, son una serie de medidas defensivas que se materializan en ciudadelas rodeadas por murallas.

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La construcción de La Gran Muralla China inició alrededor del año 770 a.C.. Cuatro fueron las murallas que construyeron los estados del norte de la planicie dominada por la Dinastía Zhou para defenderse de los nómadas procedentes de las estepas. En ese entonces, la planicie se dividía en cerca de doscientos feudos, que al perder control los Zhou se redujeron a siete grandes estados que pugnaban entre sí por el poder.

Vista de la Muralla China

Qin Shihuang logró en 221 a.C. unificar a los siete bajo su imperio y mandó construir los tramos faltantes para unir todas las murallas en una sola. El imperio tuvo también una sola moneda, un solo sistema de pesos y medidas, una sola ley y una sola forma de escritura. Del mismo modo, intentó el emperador unificar el pensamiento. Mandó quemar toda la literatura de Confucio por considerar que ésta promovía el libre pensamiento; y a todo intelectual lo sentenció a trabajos forzados en la construcción de la muralla.

Breve fue la duración de la dinastía Qin fundada por Shihuang, apenas catorce años; pero sirvió para establecer las bases de la China imperial que se desarrolló durante los siguientes dos milenios y que aún lleva su nombre: Qin se pronuncia chin.

La construcción de la muralla sólo se detuvo en el siglo XVII, bajo el predominio de la penúltima de las dinastías que reinaron sobre ese país, los Ming.

Esta misma dinastía construyó la llamada Ciudad Prohibida: una ciudad dentro de la Ciudad Imperial dentro de la ciudad de Beijing, que llegó a albergar hasta a diez mil cortesanos y a la que se protegió, con un foso de 52 metros de ancho, un muro púrpura de 10 metros de alto por 25 kilómetros de largo y so pena de muerte, de las intrusiones de los simples mortales. En ella se asentó el poder de los emperadores chinos hasta principios del siglo XX.

Puerta del muro que rodea la Ciudad Prohibida
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Durante el período transcurrido entre la edad de bronce y la edad de hierro, un conjunto de tribus semitas de las llamadas hebreas inmigró en el valle del Jordán, tierra de los cananeos (circa 1300 a.C.). Se les llamaba así más por razones políticosociales que étnicas: eran nómadas, no poseían tierra, gozaban de derechos limitados y trabajaban bajo contrato. Estaban presentes en todo el mundo antiguo desde Egipto hasta Asia Menor y migraban ahora en busca de tierras fértiles. Las que llegaron a Canaan desplazaron a los antiguos pobladores asentándose y con acciones militares. Ocuparon Jericó, la ciudad poblada más antigua (8000 a.C.), cuyos muros, cuenta la Biblia, cayeron por obra de Dios, probablemente en un terremoto. Antes (1500 a.C.) había llegado al valle un grupo de origen ario que sería el eterno enemigo de estas tribus, los filisteos, que denominaron a la zona Philistina.

A los hebreos sólo les faltaba conquistar la ciudad jebusea de Jerusalem para conectar los territorios bajo su dominio y aunque hubo una conquista anterior, no fue sino hasta que su rey David en 1003 a.C. la tomó, que esta ciudad se convirtió en capital de su reino. Su hijo, el rey Salomón, la embelleció y fortificó, pero la carga tributaria que impuso disgregó a su muerte a las tribus hebreas en dos grandes naciones: Israel con capital en Samaria y Judea, con capital en Jerusalem.

Vista desde las murallas de Jerusalem

En el siglo VIII a.C., el rey Ezequías construyó la llamada Primera Muralla - siete metros de altura y siete de ancho-, cuando vio a Samaria caer a manos de los asirios. Dicha muralla fue destruida en 586 a.C. cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, conquistó Judea; y reconstruida 300 años más tarde, cuando Ciro, rey de Persia y conquistador de Babilonia, otorgó a los judíos la libertad y autonomía. Libertad que perdieron cuando Alejandro Magno conquistó a los persas y que ya no recuperaron, pues los romanos, que aprovecharon las guerras entre los herederos del conquistador macedonio para conquistar parte de su imperio, los expulsaron de la ciudad entre los años 66 y 135 d.C. por rebelarse más de una vez en contra de su dominio.

La ciudad y sus murallas fueron totalmente destruidas, inclusive las nuevas murallas levantadas por Herodes Agripa en el 41 d.C.; y sobre sus restos fundó en 131 d.C., el emperador Adriano, la ciudad romana de Aelia Capitolina.

Desde esos días la ciudad, que fue llamada nuevamente Jerusalem por los bizantinos, ha sido conquistada once veces y destruida otras cuatro. Las murallas que hoy la rodean fueron construidas por el sultán Suleimán el Magnífico del Imperio Otomano en el siglo XVI, siguiendo aproximadamente la línea de las murallas construidas por el gobernador romano.

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Vista del Muro de AdrianoAdriano no sólo fundó una ciudad romana sobre las ruinas de Jerusalem, también construyó un muro. La construcción de El Muro de Adriano - 4.5 metros de altura y 117 kilómetros de largo - inició en 122 d.C. tras la visita del emperador a Britania y concluyó cinco años más tarde. Su objetivo fue establecer la frontera norte del Imperio Romano de costa a costa en la isla, así como defenderla de las incursiones de los caledonios - nombre dado a los antiguos escoceses.

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En el año 1653, los colonos y mercaderes holandeses que fundaron Nueva Ámsterdam en la isla de Manhattan, construyeron un muro de madera para protegerse al norte de un posible ataque de los indios algonquinos.

Los holandeses suponían que les habían comprado la isla en 1626 con bisutería y telas con un valor equivalente a 24 dólares, mientras que los indios suponían que la mercadería les había sido entregada como regalo. Se comprende que las relaciones entre ellos no fueran demasiado buenas.

El muro permaneció en pie hasta 1699, cuando la ciudad se debió expandir y sólo podía hacerlo hacia el norte. Junto a este muro corría una calle que era simplemente llamada Calle del Muro: Wall Street.

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La mañana del 13 de agosto de 1961 los oficiales de la Republica Democrática Alemana empezaron a bloquear el libre paso entre Berlín Oriental y Berlín Occidental con alambre de púas y barricadas. La razón, contener la deserción masiva provocada por las condiciones políticas y económicas impuestas por el régimen comunista. El pretexto, protegerse de las intrusiones de los espías y provocadores occidentales. En pocos días, las brigadas de construcción reemplazaron las barreras provisionales con la construcción que sería conocida durante los veintiocho años siguientes como El Muro de Berlín.

Vista del Muro de Berlín

El muro construido todo de concreto, era de 107 kilómetros de largo y 4 metros de altura. Cortaba 192 calles. Detrás de él había un amplio corredor profusamente iluminado y vigilado al que se llamó zona de la muerte, pues cualquiera que se atreviera a cruzarlo sería inmediatamente acribillado. Poco más de cien fueron los muertos. Una barricada bordeaba su parte oriental.

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En Palestina se construye un muro de hormigón de 8 metros de altura que en su primera fase alcanzó los 150 kilómetros de largo y este año se extenderá otros 210 kms. más otros 90 para el llamado "cinturón de Jerusalem".

Vista de la Barrera Israelí Anti-terrorista

La construcción de La Barrera Israelí Anti-terrorista (cuyo útimo trazo puede verse aquí), incluso con las modificaciones al plan inicial presentadas este año, restará a los palestinos el control sobre casi el 46% de su territorio, considerando que está bajo control de la Ocupación el valle del Jordán en la región este de Cisjordania - exceptuando a Jericó - que es el 28.5%.

El trazo del muro ha sido hecho totalmente dentro de las fronteras de Cisjordania y serpentea dentro de ella para aislar y comunicar con Israel a los más ricos asentamientos israelíes que se encuentran sobre territorio palestino. Este serpenteo provoca que a su vera se formen islas o ghettos de formas extrañas, aislados y muy pequeños, que tienen pocas posibilidades de desarrollo; además de dividir el territorio por la mitad y de que en Jerusalem los palestinos están siendo practicamente confinados dentro de un extraño racimo de barrios sin posibilidad de crecimiento.

Por otra parte construyen también los israelíes muros alrededor de la franja de Gaza, inclusive uno que este año se adentró en el mar.

Un milón de dólares cuesta el kilómetro de Muro Israelí.

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Frontera mexicana con Estados Unidos

La construcción de los 22 kilometros de muro con que los Estados Unidos planea proteger la frontera del Estado de California de las inmigraciones ilegales mexicanas, se reanudó recientemente luego de que el Secretario de Seguridad Nacional estadounidense autodispensara a su nación de cumplir con sus propias leyes ambientales a fin de agilizar la construccion de El Sistema de Infraestructura Fronteriza. El argumento en contra es que la ampliación de la actual valla afectará el ecosistema del estuario del río Tijuana localizado en su territorio y considerado por su biodiversidad, reserva ecológica.

Pero el proyecto continuará no sólo porque la ecología a uno y otro lado poco importan, sino porque forma parte de una estrategia más amplia y practicamente militar que se aplica ya por poco más de 10 años para controlar el flujo y calidad de los trabajadores inmigrantes, que son indudablemente necesarios para mantener la competitivad de las mercancías manufacturadas en California.

Dada la desigualdad social que obliga no sólo a los mexicanos, sino a los latinoamericanos en general a ir detrás del sueño americano, éstos se han visto obligados a cruzar la frontera por sitios cada vez más peligrosos, donde los más débiles sucumben en el intento.

Al concluir su construcción, el sistema contará con "múltiples niveles de seguridad", entre los que destacan carreteras para agilizar el acceso de los agentes de la Patrulla Fronteriza y una cantidad indeterminada de cámaras y luces para disuadir la inmigración ilegal.

Una plegaria ante el muro por los inmigrantes

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En la encrucijada entre el Oceáno Atlantico y el Mar Mediterraneo y Europa y Africa, en pleno Estrecho de Gibraltar, sobre la costa africana, se hallan la ciudades españolas autónomas de Ceuta y Melilla. Veinte kilómetros las separan de la costa de Andalucía.

Casi once mil subsaharianos, en lo que va del año, han intentado mediante saltos masivos y a la fuerza, penetrar las verjas perimetrales que separan a la miseria de las posibilidades, a Europa de Africa, al territorio español de Marruecos. En estos días la nota es de los mártires de las alambradas.

Se estima que para febrero del 2006, las dobles vallas alcanzarán los seis metros de altura y se las habrá reforzado con un sistema de rayos infrarrojos que permitirán detectar movimientos irregulares por la noche, además de contar con más agentes de la Guardia Civil para contener a los subsaraharianos que han escogido no dejarse engullir por el mar arriesgándose en pateras.

La valla en Ceuta    Toma de la cámara fija en la valla de Melilla

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He pasado estos últimos días coqueteando con la posibilidad de cruzar nuestra frontera. Nuestra porque es la que tenemos en la mente. La verdad es que es tanto pancho, tanta fila, tantos carros, tanto desprecio ... que me siento realmente bien de no tener yo nada que buscar del otro lado, menos aún baratijas.

Las vallas y murallas, tecnología política de la edad del bronce, son cada vez más feos.

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27.9.05  :: 18:06

Poco a poco convertimos el mundo en un desierto de concreto; en un laberinto circular sin sur ni norte ni adjetivos. Los monumentos ya no nos orientan ni recuerdan nada y confundimos los nombres de las calles siempre que éstas nos son desconocidas. La elegancia de nuestros habitáculos se mide en impersonalidad y ya no hay historias que contar a nuestro paso. Atrás quedaron las civilizaciones atadas a la tierra. Nuestro devenir es ser errantes. Viajamos a través de nuestro vasto espacio sin sentido llevando a cuestas nuestro domicilio portátil. Recuerdos, patrimonio, recreo, afectos y relaciones, todos convertidos en señales -- inútiles sin nuestras memorias de bolsillo, nuestro esqueleto exógeno, nuestros decodificadores.

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19.9.05  :: 14:12

Cuando se escuchan canciones en un idioma que no es el de uno, fácilmente se produce una ilusión poética. La imaginación y la música suplen al entendimiento, bien porque, aún cuando se sea un hablante competente de la otra lengua, experimentamos sus expresiones y palabras de un modo distinto o porque las palabras y expresiones nos son desconocidas o difícilmente audibles y sencillamente se funden de forma ininteligible con la música como otro instrumento. Digan lo que digan, el cómo lo dicen se torna difuso; pero entre sonoridad, imaginación y concepto, su ambigüedad se obvia poética.

En cambio, si la letra es en Español - y más aún, en el Español que habla uno -, el entendimiento es pleno y la poesía escapa de la claridad y de su musicalización. Una buena canción es como un delicado trabajo de telar en el que se alían entre palabras y notas los rápidos hilos de dos artes. Interpretarla, es un tercero.

A Rockdrigo lo conocí de la mano de quienes me enseñaron a apreciar la cultura popular mexicana. Yo le había escuchado años antes en voz de algunos de sus contemporáneos, gente que se envolvió en distintos movimientos folcloristas y latinoamericanos. No fue entonces cuando aprendí a estimarlo. Las imágenes y lenguaje que él proponía eran inusitados y groseros para lo que yo entonces creía estético. Pero estaba en el camino de exponerme a otras verdades y he aprendido algunas pocas cosas con los años. Aprendí que no sólo eran crudos y reales, sino también susceptibles a ser tratados con honestidad y belleza. Me bajé (o me bajaron) del tren de las aspiraciones y un día me subí por primera vez al Metro. Y empecé a conocer y a amar esta urbe y esta vida que llevamos y con ello a apreciar las rolas de Rockdrigo cantadas a viva voz las noches de la Del Valle.

Poeta es quien sabe usar el lenguaje, no para esconder, sino para revelar lo fascinante de la existencia y él lo hizo. Además lo entretejió con su voz rugosa entre los acordes de blues de su guitarra acústica y el sonido de su armónica, no en estos tiempos en que nada extraña que cada cual se exprese en el ritmo que quiera y con su propio léxico, sino en los años en que se consideraba que el blues, como el rock, sonaba sólo bien en inglés. Pues bien, con talento, Rockdrigo hizo sonar nuestro modo de hablar de forma coherente y natural para rocanrolear imágenes de eso que pasaba aquí.

« Ha logrado lo que para mi es un portento: Hacer que el español suene perfecto, de veras natural, en el rocanrol. El Tri andaba muy cerca, de hecho lo había logrado muy bien en varias rolas, pero con las letras del Rockdrigo (inteligentes, maliciosas, provocativas, poéticas) se puede afirmar que el español-mexicano es perfectamente idóneo para el rock. Quien quiera que haya presenciado los esfuerzos para que esto se lograra, ya que es esencial para el desarrollo de un verdadero rock mexicano, tendrá una idea de lo que significa. », José Agustín

Rodrigo Eduardo González Guzmán había nacido en Tampico y emigrado a Veracruz. Antes de ser abducido por el rock, sus raíces musicales se afianzaron en la región de la Huasteca. Luego vinieron los años de búsqueda. Cuando llegó a México, su sensibilidad estaba abierta a esta ciudad de hierro y a su devenir cotidiano. Pateó el asfalto y cantó sus composiciones en los camiones urbanos; hasta que logró un incipiente reconocimiento y los centros nocturnos le abrieron las puertas.

Fue el mayor exponente del llamado Movimiento Rupestre, un movimiento juvenil que inició con él a finales de los años 70's y que aún perdura en las composiciones de Rafael Catana, Armando Rosas, Jaime López, Carlos Enciso, Fausto Arellín y muchos otros; que pobló los escenarios de la contracultura de imágenes musicales, nacidas en sus sencillas guitarras, cercanas a nuestra realidad y a su tiempo; mucho antes de que Televisa se diera cuenta de que había mercado para un producto como el rock en tu idioma.

El Dylan chilango murió a los treinta y cuatro años de un pasón de cemento, se dice, abrazado a su mujer bajo las ruinas del edificio donde habitaba - escombros del destino - durante el terremoto de la mañana del 19 de septiembre del 85, cuando empezaba a cruzar el umbral de la fama. Seguro que jamás hubiera imaginado que con tan pocas grabaciones se convertiría en el ícono del rock mexicano y en una leyenda urbana, el contrapeso de aquel fatídico día.

A veinte años de que la musa engullera a su poeta, las rolas de el profeta del nopal - como se autonombró - siguen vivas. Vive su ternura, su picardía; vive su verdad y su crudeza.

No Tengo Tiempo (de Cambiar Mi Vida)
Aquí el emepe

Cabalgo sobre sueños innecesarios y rotos,
prisionero iluso de esta selva cotidiana,
y como hoja seca que vaga en el viento,
vuelo imaginario sobre historias de concreto.

Navego en el mar de las cosas exactas,
muy clavado en momentos de semánticas gastadas;
y cual si fuera una nube esculpida sobre el cielo,
dibujo insatisfecho mis huellas sobre el invierno
Ya que yo...

No tengo tiempo de cambiar mi vida.
La máquina me ha vuelto una sombra borrosa
y aunque soy la misma tuerca que han negado tus ojos,
sé que aún tengo tiempo para atracar en tu puerto.

Camino automático en una alfombra de estatuas,
masticando en mi mente las verdades más sabidas;
y como lobo salvaje que ha perdido su camino
he llenado mis bolsillos con escombros del destino

Sabes bien que manejo implacable mi nave cibernética
entre aquel laberinto de los planetas muertos
y cual si fuera la espuma de un anuncio de cerveza,
una marca me ha vendido ya la forma de mi cabeza.

Ya que yo ... no tengo tiempo....

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12.9.05  :: 14:51

¡Se portó mal, ora sí, La Catrina! Inició sus festejos antes de tiempo. Traía ganas de jazz. Un nombre sin duda desafortunado, al menos desde nuestro imaginario, para un huracán.


Katrine. Foto de la NASA

La mayor parte de las víctimas, los pobres; la mayoría, afroamericanos, pero también muchos hispanos (1, 2, 3) con recursos insuficientes para haberser movilizado por sí mismos.

Pena por los muertos, por los que tienen desaparecidos; pena por aquellos cuyos esfuerzos se los llevó el viento o destruyó el agua; pena por los que se van y pena por los que no tienen a dónde ir.

Pena por el agua estancada entre los diques de Louisiana; pena porque pica de tan contaminada, no tanto por los cadáveres como por los químicos tóxicos vértidos en ella del llamado Cancer Alley (callejón del cáncer), el corredor industrial del Bajo Mississippi donde se concentran más de cien empresas contaminantes que fabrican fertilizantes, plásticos, combustibles; pena porque contaminarán río adentro y las aguas del Golfo de México.

Pena porque es allá a donde va a dar nuestro petróleo, pena porque es de allá de donde proceden nuestras gasolinas; pena por su futura carestía.


Se calcula que son dos los millones de galones de petróleo derramados.
Plaquemines Parish, septiembre 10. Foto de Shane Bevel

Pena por la ciudad y pena por la alegría. Pena por lo que durante tantos años se conservó. Pena por su ambiente, por su contraste único; pena por su algarabía y por su decadencia. Pena porque habrá mucha belleza que acabó ahí.


Yo conocí Nueva Orleans.

Aquella noche llovía y soplaba un viento muy frío. Pero el frío se había apoderado de nosotros desde días antes. Habías decidido que nos separáramos y sin embargo ahí estábamos, juntos pero alejados, caminando por el viejo French Quarter.

Fui yo quien propuso y dispuso el viaje: una hoja en blanco del libro de mi vida para inscribir en él un pasaje más de lo que contigo me acontecía. Pero lo que me aconteció poco tuvo de lo que contigo yo tenía en mente.

Salimos de México al medio día. Teníamos poco más de una semana y casi tres mil kilómetros por delante. No habíamos recorrido ni quinientos cuando tuviste el buen gusto de cortarme. Pude parar. Pude bajarte del auto. Pude bajarlos a todos; pero ni se me ocurrió. Habíamos planeado conducir hasta Nueva Orleáns; yo no iba a desertar y tampoco lo hiciste tú.

Y seguimos. Cruzamos el norte desértico de México hasta alcanzar la frontera. Nunca antes me pareció tan desierto ese tramo como con nuestra sequía de cariños a cuestas; nunca tan largo ni tan solitario como en compañía de los dos amigos que nada entendían; nunca tan encendido el atardecer sobre él ni tan negras sus sombras, como en el silencio que entre tú y yo guardábamos.

Y así llegamos a Texas. En silencio. Y en silencio visitamos el Zoo, el Astrodome y la NASA; y en silencio cada noche buscamos el hotel más barato para dormir tú y ellos; yo para, sin ti, intentarlo.

Según nos adentramos en el siguiente Estado fueron quedando atrás el concreto, las bombas de petróleo y los enormes sembradíos. La vegetación del bayou emergió de entre los canales y diques construidos a fin de ponerle orden a la pantanosa naturaleza de la costa de Luisiana, naturaleza que, por lo demás, formaba una barrera natural contra las tormentosas oleadas.

Pasando Baton Rouge hicimos tierra para visitar un criadero de cocodrilos. Fue hasta entonces que sentí como mi corazón se desdoblaba de emoción presintiendo lo inesperado, lo desconocido.

El aire se hacía cada vez más diáfano conforme nos acercábamos a nuestro destino, a pesar de que los nubarrones avisaban que nuestro mal tiempo cubriría toda la ciudad.

A lo mejor en estos días en que ha estado presente en todos los medios el nombre de Nueva Orleáns, mi nombre habrá salido de tu olvido para hacerse presente entre los recuerdos que de aquella ciudad puedas guardar. Eso me pasó a mí. Aunque es tan ingrato el tiempo... y ahora que recuerdo, ¿recuerdas que en el Pat O'Briens celebramos nuestro arribo con una bebida llamada Hurricane?

No hay corazón que no se expanda ante la belleza, la música, la bebida y la buena comida; y todo eso abundaba en la ciudad. Por economía habíamos calculado comer sólo Mc'Donalds de 99 centavos hasta llegar allá, así que estómago me sobraba para comer Cajún y cenar Creole sin parar. Ninguna jambalaya o gumbo fue igual y ninguno mejor; y nada me pudo hacer perder la más simple ocasión para beber un trago de bourbon o un cóctel con ron.

El primer día tomamos el tranvía para recorrer la St. Charles Av. - uno como el que inspiró a Tennessee Williams, aunque el nuestro no se llamara Deseo - y nos perdimos entre las calles del Garden District admirando lo opulento de sus casas - la mayoría de la segunda mitad del siglo XIX - y los antiquísimos robles, con la imaginación puesta, la mía al menos, en aquel Sur de "La Cabaña del Tío Tom" y en la Scarlett de lo "Lo que el viento se llevó".

Luego caminamos por la ribera y por el mercado francés, acercándonos para al anochecer vagar por el French Quarter o Vieux Carré. Las casas de este distrito datan de la época colonial. Construídas de ladrillo, de estilos europeos y criollos y pintadas en colores de carnaval, contrastaban en suntuosidad, que no en belleza, con las que habíamos visto anteriormente. A nivel del suelo todo era transeúntes, músicos, bares, galerías y tiendas resplandecientes de luz neón; pero su segundo piso era todo balcones de hierro que invitaban a acomodarse en ellos para desde ahí ver pasar la vida por las calles. Una vida bulliciosa, desenfadada y seductora que evocaba, a pesar del frío, la sensualidad del Caribe.

A la mañana siguiente fuímos al cementerio #1 de St. Louis, donde se encuentra la tumba de Marie Laveau, reina del voodoo, ante la cual se depositan ofrendas y se solicitan deseos, sobre todo de amor. Yo pedí uno, pero no se me cumplió. Lo curioso de los cementerios en Nueva Orleáns es que a los muertos se les deposita en tumbas a nivel de la tierra, ya que el subsuelo es acuoso y los ataúdes podrían flotar.

De ahí nos fuímos al Louis Armstrong Memorial Park y dentro de él al llamado Congo Square donde los negros, esclavos o libres, se reunían todos los domingos por la tarde para mercadear, hacer música y socializar; costumbre que contribuyó a mantener su herencia musical y a darles cohesión como comunidad.

Comimos en la ciudad moderna y después abordamos uno de los barcos de vapor que ofrecían paseos por el Mississippi - el padre de las aguas. Desde ahi vimos más casas suntuosas y alguna plantación.

Esa noche descubrimos que el bullicio nocturno se concentraba en los bares de la Bourbon street. Pero antes de sumirnos en su ambiente, descubrimos un sitio, modesto con respecto a los sitios que lo circundaban, donde muchos hacían cola por entrar. Nos acercamos a preguntar y terminamos adentro. No había sitio siquiera para sentarse en el suelo, así que yo me coloqué bajo la axila de un hombre muy alto que parecía estar ahí para sostener una de las columnas del lugar. La banda hizo su entrada. Unos siete negros con el pelo totalmente cano y un joven más. Empezaron a tocar. ¡Que delicia! ¡El mejor jazz! Treinta y cinco minutos y la tanda terminó. Era el Preservation Jazz Hall. No fue un lujo repetir ni comprar disco ahí.

El día siguiente transcurrió lánguido y en paz, dejando que la ciudad nos permeara a través de todos los sentidos. Ésa sería nuestra última noche allí, pero tú y los otros optaron por descansar antes de emprender el viaje de regreso. A punto estuve de hacer lo mismo, pero la falta de sueño me devolvió a mis cuitas. Recordé a los ancianos tan abundantes en los sitios donde habíamos pernoctado y decidí ir a un buscar un café póstumo.

Tomé las llaves del auto y me escapé en él. Encendí la radio y así vagué un rato por toda la ciudad. Antes de darme cuenta estaba de regreso en el Barrio Francés. Me senté a la barra de un bar y no me atreví a pedir el café. Al cabo de una hora, la bartender me empezó a hacer plática. Tampoco tenía ella con quien ir y le apetecía tomar una copa. Nos fuímos de bares. ¡La noche más divertida! Con nadie es mejor conocer un sitio que con los locales. Terminamos en alguno viendo strippers, bailando zydeco y llenas de collares. Ya sola, de regreso al motel, vi despuntar un hermoso día. Paré en cualquier cafetería y desayuné café y beignets.

Dados los gastos de "mi noche" debimos emprender el regreso a toda máquina. Llegamos a la frontera suspirando por PEMEX. Yo dormí todo el camino hasta estar de regreso en México; mi parte fue financiar. Nos despedimos sin ninguna melancolía. No te volví a ver ni falta me hizo, y si alguna vez te recuerdo, te pienso guapo como nunca más, de sombrero y vestido de gris caminando por el French Quarter.

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