Asakhira
Explorando territorios Patricia @révalo
Vamos siendo nuestra propia isla,
arriesgando leyendas
sobre los límites del mundo ...
                           Teresa Melo, Cuba


26.12.05  :: 16:13

Tengo gripe navideña. Me gotea la nariz, los ojos los tengo llorosos y no encuentro las ganas de contestar como me gustaría las felicitaciones que amablemente algunos amigos me han hecho llegar.

No es ninguna novedad. Me suelo acatarrar en esta época, pero infaliblemente me agravo en Noche Buena lo que me hace sospechar que soy alérgica a la cena familiar o algo parecido, porque hasta el año que la pasé veraneando en Buenos Aires y en la agradable compañía de una muy querida amiga y su familia, no me escape de moquear. Ojos y nariz me escurrieron bochornosa y excesivamente, irritados por el humo y el olor a pólvora de fuegos artificiales como nunca antes había presenciado en cantidad.

El caso es que no hallo el modo de consumar la ceremonial cena sin congestión nasal. Corrijo. Sí he hallado uno, aunque no para hacerlo en pleno goce de salud sino, literalmente, en un breve respiro en medio del malestar.

La ocasión en que encontré remedio, me sentía tan mal que decidí irme a dormir sin siquiera cenar; eso sí, no sin antes beber una copa y de algún licor fuerte que me sumiera en un sueño tan reparador como aquel que sigue a una mona. Hallé media botella de Galliano. Al primer sorbo, el brebaje amarillo obró un milagro: la faringe se me abrió y pude respirar. Me animé por un segundo trago, que de inmediato detuvo el flujo de mi nariz y me permitió abrir los párpados. Al tercero, el sabor intenso penetró como llama cáustica desenzolvando hasta la más pequeña de mis congestionadas vías respiratorias, cesó el escalofrío y mi cuerpo se calentó. Aliviada, pude seguir así un gran rato hasta que la prudencia me indicó que ya me estaba pasando de licor y era hora de ir a la cama y dejar que mi cuerpo y la enfermedad continuaran con su lucha de forma natural.

Según yo, la gripa es una enfermedad de aguantar y descansar. Por eso no suelo tomar antigripales que no sean esa mágica infusión que preparan las yerberas del mercado con flores de saúco y gordolobo, ocote, violeta y bugambilia; o miel caliente con limón; o té de canela; o Licor de Galliano, desde que lo descubrí. Y no los tomo porque creo que no hacen nada sino irritar el estómago que de por sí se irrita con tantas secreciones, y ocultar bajo una futura sinusitis los síntomas de una enfermedad viral de la que solito el cuerpo se cura mientras las secreciones fluyan (por eso se recomiendan los líquidos) y no se provoque una infección bacterial.

Otros dicen que los catarros son la somatización del hartazgo y de la necesidad de apapacho; y que por eso son así: una obstrucción del natural fluir. No puedo negar que alguna parte me toca.

Esta Noche Buena no hubo para mí Galliano. A eso de la una de la mañana, yo no pude más. El quinteto que conforman mis sobrinas, excitado por la docena de regalos que recibió cada una de ellas de parte de padres, tíos y primas, seguía acaparando toda la atención e impidiendo cualquier charla de más de un par de frases entre los adultos y esta acatarrada a la que alguno no dudo en llamar amargada, mientras que en la tele repetían por tercera vez y a todo volumen El Expreso Polar. Así que me fui temprano a la cama a cuidar de mí misma y a esperar el 25 y la hora de limpiar y de sacar más de cinco bolsas enormes de despojos de envolturas y botellas vacías, evidencia de una inolvidable, como todas, Cena de Navidad, que lo que sí disfruto a tope es preparar.

Hablando con Armando de cómo pasé la fiesta, me comenta él que lo pasado con mis sobrinas es sólo un ejemplo de lo que pasa con los niños educados por la Generación "X": una generación educada en el miedo (por los Baby Boomers de la posguerra) que a su vez tiene miedo de educar.

Busco algunos datos. Es complejo. Nacidos bajo el reinado de la confusión, en los que nada es infalible ni para siempre, la Generación "X" somos los medrosos hijos de los hippies y del divorcio, que crecimos mientras se derrumbaban las estructuras sociales, amenazados continuamnete por todo lo que se descubría que hace daño y en crisis económica constante. La primera generación que no consigue una mejor vida que sus padres; que se crió mirando comerciales de televisión y mamando marketing; que acumula posgrados sin mejorar laboralmente; que piensa que para hacerse ricos hay que poner un bar o un restaurante y que para no fallar, deja que a sus hijos los eduquen los Teletubies y Barney, los terapistas y la escuela.

En fin, el mundo rueda y a cada época lo suyo. ¡Que siga la fiesta!

Pd: Esta vez yo arreglé el salón, hice el centro de mesa, una sopa juliana de verduras y el puré de manzana. Mi mamá, en cuya casa fue la cena, hizo tortitas de camarón con romeritos (mis favoritas) y bacalao a la vizcaína. La única cuñada que me queda, preparó esta vez deliciosamente el pavo. Los dos más lindos regalo que recibí fueron mi agenda y un jueguito de tazas chino para servir el café.

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24.12.05  :: 19:47

La Navidad según el Protoevangelio de Santiago

XVII 1.     Y llegó un edicto del emperador Augusto, que ordenaba se empadronasen todos los habitantes de Bethlehem de Judea. Y José dijo: Voy a inscribir a mis hijos. Pero ¿qué haré con esta muchacha? ¿Cómo la inscribiré? ¿Como mi esposa? Me avergonzaría de ello. ¿Como mi hija? Pero todos los hijos de Israel saben que no lo es. El día del Señor será como quiera el Señor.

2.     Y ensilló su burra, y puso sobre ella a María, y su hijo llevaba la bestia por el ronzal, y él los seguía. Y, habiendo caminado tres millas, José se volvió hacia María, y la vio triste, y dijo entre sí de esta manera: Sin duda el fruto que lleva en su vientre la hace sufrir. Y por segunda vez se volvió hacia la joven, y vio que reía, y le preguntó: ¿Qué tienes, María, que encuentro tu rostro tan pronto entristecido como sonriente? Y ella contestó: Es que mis ojos contemplan dos pueblos, uno que llora y se aflige estrepitosamente, y otro que se regocija y salta de júbilo.

3.     Y, llegados a mitad de camino, María dijo a José: Bájame de la burra, porque lo que llevo dentro me abruma, al avanzar. Y él la bajó de la burra, y le dijo: ¿Dónde podría llevarte, y resguardar tu pudor? Porque este lugar está desierto.

XVIII 1.     Y encontró allí mismo una gruta, e hizo entrar en ella a María. Y, dejando a sus hijos cerca de ésta, fue en busca de una partera al país de Bethlehem.

2.     Y yo, José, avanzaba, y he aquí que dejaba de avanzar. Y lanzaba mis miradas al aire, y veía el aire lleno de terror. Y las elevaba hacia el cielo, y lo veía inmóvil, y los pájaros detenidos. Y las bajé hacia la tierra, y vi una artesa, y obreros con las manos en ella, y los que estaban amasando no amasaban. Y los que llevaban la masa a su boca no la llevaban, sino que tenían los ojos puestos en la altura. Y unos carneros conducidos a pastar no marchaban, sino que permanecían quietos, y el pastor levantaba la mano para pegarles con su vara, y la mano quedaba suspensa en el vacío. Y contemplaba la corriente del río, y las bocas de los cabritos se mantenían a ras de agua y sin beber. Y, en un instante, todo volvió a su anterior movimiento y a su ordinario curso.

XIX 1.     Y he aquí que una mujer descendió de la montaña, y me preguntó: ¿Dónde vas? Y yo repuse: En busca de una partera judía. Y ella me interrogó: ¿Eres de la raza de Israel? Y yo le contesté: Sí. Y ella replicó: ¿Quién es la mujer que pare en la gruta? Y yo le dije: Es mi desposada. Y ella me dijo: ¿No es tu esposa? Y yo le dije: Es María, educada en el templo del Señor, y que se me dio por mujer, pero sin serlo, pues ha concebido del Espíritu Santo. Y la partera le dijo: ¿Es verdad lo que me cuentas? Y José le dijo: Ven a verlo. Y la partera siguió.

2.     Y llegaron al lugar en que estaba la gruta, y he aquí que una nube luminosa la cubría. Y la partera exclamó: Mi alma ha sido exaltada en este día, porque mis ojos han visto prodigios anunciadores de que un Salvador le ha nacido a Israel. Y la nube se retiró en seguida de la gruta, y apareció en ella una luz tan grande, que nuestros ojos no podían soportarla. Y esta luz disminuyó poco a poco, hasta que el niño apareció, y tomó el pecho de su madre María. Y la partera exclamó: Gran día es hoy para mí, porque he visto un espectáculo nuevo.

3.     Y la partera salió de la gruta, y encontró a Salomé, y le dijo: Salomé, Salomé, voy a contarte la maravilla extraordinaria, presenciada por mí, de una virgen que ha parido de un modo contrario a la naturaleza. Y Salomé repuso: Por la vida del Señor mi Dios, que, si no pongo mi dedo en su vientre, y lo escruto, no creeré que una virgen haya parido.

XX 1.     Y la comadrona entró, y dijo a María: Disponte a dejar que ésta haga algo contigo, porque no es un debate insignificante el que ambas hemos entablado a cuenta tuya. Y Salomé, firme en verificar su comprobación, puso su dedo en el vientre de María, después de lo cual lanzó un alarido, exclamando: Castigada es mi incredulidad impía, porque he tentado al Dios viviente, y he aquí que mi mano es consumida por el fuego, y de mí se separa.

2.     Y se arrodilló ante el Señor, diciendo: ¡Oh Dios de mis padres, acuérdate de que pertenezco a la raza de Abraham, de Isaac y de Jacob! No me des en espectáculo a los hijos de Israel, y devuélveme a mis pobres, porque bien sabes, Señor, que en tu nombre les prestaba mis cuidados, y que mi salario lo recibía de ti.

3.     Y he aquí que un ángel del Señor se le apareció, diciendo: Salomé, Salomé, el Señor ha atendido tu súplica. Aproxímate al niño, tómalo en tus brazos, y él será para ti salud y alegría.

4.     Y Salomé se acercó al recién nacido, y lo incorporó, diciendo: Quiero prosternarme ante él, porque un gran rey ha nacido para Israel. E inmediatamente fue curada, y salió justificada de la gruta. Y se dejó oír una voz, que decía: Salomé, Salomé, no publiques los prodigios que has visto, antes de que el niño haya entrado en Jerusalén.

Aquí el texto entero y en castellano, tomado de Los Evangelios Apócrifos traducidos por Edmundo González-Blanco

¡Felices fiestas!¡Salud y Alegría para todos!¡Amén!

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14.12.05  :: 13:11

Ni modo. Ya nadie quiere trabajar. Estamos en plena escalada del puente Guadalupe Reyes. Oh, blanca Navidad, noche de amor, tiempo de paz. Si tienes prisa, más te vale relajarte, porque de aquí hasta el lunes nueve de enero, lo que no pasó ... ya no pasará.

Nada. No más decisiones. Sólo como los intestinos, que trabajan hasta mejor cuando se descansa, se mantendrá la operación mercantil que satisfaga la demanda de huestes de festejadores, que apretujados en los centros comerciales buscan exquisiteces y novedades que obsequiar.

Todavía el viernes escuché en las oficinas a los gerentes argumentar que dar el día a los empleados para celebrar a La Guadalupana era cosa del pasado. Sí, Chucha. Por eso el lunes, ni ellos trabajaron. Los bancos cerraron para no profanar el día. En las oficinas, bendición y eucaristía, después la tarde libre para celebrar a las Lupitas. En las fábricas, misa, taquiza y hasta bailongo, según la medida de la conquista sindical. Flores en todos los altares del verdadero ícono de la mexicanidad.

Después de ese primer festejo, el sopor navideño irremediablemente lo invade todo. Aunque uno quiera, ya no encuentra con quién negociar. Es hora de llamar a los amigos que uno no ve desde hace rato. Quedar para verse nomás termine esta semana de tráfico infernal y brindis de fin de año con clientes, proveedores y compañeros de trabajo. Alguna posada brilla solitaria en la agenda de la próxima semana (una y sólo una porque ya es más tradición irse en estos días a vacacionar a la playa que cantar letanías o arriesgar la crisma bajo una piñata), y luego la cena familiar. Una semana en la que nadie espera hacer nada, Fin de Año; y luego tiempo para retomar los arreos, Rosca de Reyes, y otra vez la normalidad.

No hay voluntad que valga. Uno a uno todos desistimos, ¿qué puede hacerse contra la corriente? Además, todos necesitamos descansar.

Me gusta esta sensación de relajamiento. Lo que detesto es el aire de inocencia. Lo detesto por artificial. No digo que la inocencia no exista. No existe en esta ciudad. No entre esta gente que la adquiere prefabricada y en paquete con montones de foquitos chinos, que cuelgan de pinos que si bien aromatizan, resultan ridículos en una urbe donde el concreto aplasta todo lo natural. No la hay ni en los ojos de los niños, que sueñan con tener alas, pero las musicales de Mattel, que por otra parte, son las únicas que les hemos enseñado a desear.

¿Porqué serán tan kitsch los adornos navideños? ¿No es hora de que ya hubiera mejores diseños? Odio las lucecitas que semejan, ¿qué cosa? ¿Los destellos de la luz sobre el hielo? Odio los muñecos de nieve hechos de plástico (tan de moda este año) y los santacloses de baterías. Moños, esferas, oropel, osos y duendes de peluche. ¡Qué cantidad de basura! Es como si los judíos celebrará el Hanuka con candelabros de plástico.

¡Seamos serios! Aunque la época pierda su tradición religiosa, necesitamos relajarnos y podemos darle a nuestro descanso un símbolo. El mejor de ellos, el más auténtico, el único natural, creo que es El Regalo. No perdamos nuestra tradición. ¡Di no a los intercambios!

Bien dijo mi abuelita con sus noventa y cuatro años, los arboles de navidad son lindos pero sólo cuando están llenos de regalos.


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9.12.05  :: 02:11

Y bueno. Como quien regresa a casa tras unos meses de andar de viaje, parece que me ha llegado la hora de regresar a mí, de volver a ocuparme.

Me pruebo los dedos como si tuviera guantes nuevos y la vista como si estrenara gafas. Desempolvo las palabras y abro las ventanas para dejar que el aire circule hasta mis adentros.

No es que estuviera ausente, es sólo que debí dejar una parte de mí escondida entre el humo de las bombas, detrás de la Gran Muralla China o entre los damnificados por los huracanes.

No es que los usara de parapeto. Entender qué es lo que pasa me importa siempre. Pero aquella parte de mí que entiende de lo que a mí me pasa, la tenía muy lastimada y necesitaba tiempo.

Un accidente de esos que hacen que el espacio se condense y que se detenga el tiempo, la había dejado muda y mirando hacia la nada.

Adentro bajamos las cortinas.
El silencio invadió mi casa.
Dejé morir a mis plantas.

Las únicas palabras que escribimos, fueron las que golpearon a la puerta insistentemente. Las otras no las destilamos, solo las pensamos, cuando mucho las rumiamos.

Mientras tanto nos disciplinamos. Hubo otra parte de mí, la que ya sabe que el amor de mi vida no puede acabar así, que me obligó a levantarme cada día más temprano, a comer al menos una vez al día, a mostrar algún coraje.

Leí unos días atrás entre Resacas,

« Lográs una cierta estabilidad emocional que se rige por horarios. Es como cuando estás internado durante un tiempo en hospital y tu estadía se basa en los horarios de la medicación y la alimentación, la ronda del médico de guardia y las visitas. Parece horrible dicho así, pero juro que no es tan malo (...) »

Y así fue mesmamente. Así hasta que pudimos ver de nuevo el árbol que se asoma a mi ventana y que curiosamente, no se ha deshojado, como si estuviese resistiendo el frío hasta que pudiera yo de él volver a alegrarme; y los brotes de hojas nuevas y los capullos de violetas. Así hasta que me he sentido de regreso a de donde siempre he sido y hasta que esa parte de mí que entiende de mí, siente otra vez ganas de hablarle de mí a quien quiera escucharle.

Ayer escuché un poema que no pude transcribir aquí así nomás tras echarle un vistazo a lo que aquí llevo escrito. No sin antes contar esto que he contado; pero ya que he confesado, lo dejo aquí pa'no olvidarlo.


Simplemente

« Si para recobrar lo recobrado
debí perder lo perdido,
si para conseguir lo conseguido
tuve que soportar lo soportado,

si para estar ahora enamorado
fue menester haber estado herido,
tengo por bien sufrido lo sufrido,
tengo por bien llorado lo llorado.

Porque después de todo he comprobado
que no se goza bien de lo gozado
sino después de haberlo padecido.

Porque después de todo he comprendido
que lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado. »

Francisco Luis Bernárdez

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2.12.05  :: 23:44

La Furia del Dios Thor. III

« (...) Al caer la noche y mientras la artillería seguía disparando, un nuevo rugido macabro colmó el cielo. Los aviones de combate habían llegado puntuales y hacían su estrepitosa aparición con una serie de bombardeos aéreos masivos. Entre las perniciosas bombas y los feroces disparos de la artillería, el cielo parecía incendiarse cada vez durante algunos minutos. Primero se veía una enorme llamarada en el horizonte, como si un relámpago hubiese caído sobre un depósito de dinamita; luego se escuchaba la estridente explosión que hacía que el estómago se te revolviese y los ojos se te salieran de sus órbitas, además de venir a comprimirse en lo hondo de tus pulmones. Si bien las bombas estaban siendo arrojadas a no más de un kilómetro de distancia, se sentía como si te estallaran justo frente a la cara. Al principio era imposible no estremecerse con cada bomba repentina, pero después de varias oleadas de intensas explosiones, los sentidos se te alertan y hasta las toleran.

« A veces los aviones retumbaban amenazadoramente bajos sobre la ciudad y abrían fuego con misiles más pequeños diseñados para extrema precisión. Top Gun, con toda su aclamada gloria cinematográfica, careció de esto a pesar de su alto presupuesto para efectos sonoros. Los misiles chillaban como banshees - como demonios sónicos -, cohetes en forma de botella impulsados con plutonio que de un instante a otro eran inaudibles. Segundos después una colosal explosión rasgaba el cielo y golpeaba la tierra devastándola y levantando flamas y escombros por el aire. Y como siempre, la artillería - algunos proyectiles eran altamente explosivos, unos eran para iluminar, otros se reportó que eran fósforo blanco (el napalm de hoy día). Ocasionalmente, desde las afueras del área bombardeada, se podía oír a los tanques disparar sus ametralladoras y detonar sus cañones. Parecía increíble que alguien o algo pudiera sobrevivir a esta avalancha mortífera. (...)

« Durante toda la noche seguí observando el asalto final a Faluya desde lo alto de mi Humvee. Era interesante examinar el vasto cielo con gafas para visión nocturna. Un conjunto de helicópteros de combate sobrevoló la ciudad durante toda la batalla. Los más devastadores eran los cobra y los apache equipados con lanzamisiles en batería. Gracias a la visión nocturna podía verlos quedarse suspendidos sobre la carnicería para escrutar el terreno con rayos infrarrojos que parecían tener un radio de acción de varias millas. Una vez avistado un objetivo, resonaba una rápida serie de disparos huecos y de la tierra llegaba un ra-ta-ta-ta-ta como el de un artificio de petardos durante un festejo del 4 de julio. Más artillería, más tanques, más metralla, los siniestros aviones de combate arrasaban en la ciudad manzanas enteras... Esto no era una guerra, ¡era una masacre!

« Al recordar aquellos ataques aéreos que duraron hasta bien entrada la mañana siguiente, no puedo evitar sentirme sorprendido frente a la tecnología moderna y a la vez sentir náuseas por el uso que de ella se hace. Muchas veces durante el sitio se me ocurrió pensar, que mientras la resistencia de Faluya nos combatía valerosamente con armas arcaicas de la Guerra Fría, nosotros volábamos muy por sobre lo alto de sus cabezas dejando caer la furia de Thor con un poder de destrucción y precisión que bien podían ser nucleares (...) »

hEkLe, Noviembre 19, 2004
Fight To Survive
(traducción libre)

La furia de Thor. La frase se quedó como uno de esos helicópteros sobrevolando mi cabeza.

Tres soldados, en ese entonces activos en Irak, iniciaron en septiembre del 2004 un blog al que llamaron Fight To Survive bajo los pseudónimos de hEkLe, Heretic y Joe Public. En él vertieron sus reflexiones, poemas y puntos de vista sobre la guerra, principalmente sobre la guerra con Irak, tras describirse a sí mismos como « ...un grupo de soldados que están peleando [por sobrevivir] en una guerra a la que se oponen por un presidente que ellos no eligieron mientras los complejos petroquímicos convierten en petróleo la sangre de los compañeros caídos ».

La lectura del extenso relato del asalto a Fayula escrito por hEkLe en su blog tan sólo unos días después de ocurrido, y al que pertenece el fragmento que he traducido aquí, me llevó a investigar si el blog en verdad había sido dado de alta antes de esos días y cuál había sido el tono desde su principio. Los textos que hallé en los archivos y que bien lo valen, me llevaron a leer el blog entero, comentarios incluidos. Es una buena lectura bélica, creo. La mala nueva es que no es ninguna ficción. La buena nueva es que hEkLe no es sólo un personaje.

JD Engelhardt aka hEkLe, (anteriormente) especialista de la primera División de Infantería del Ejército Norteamericano, dio a conocer su identidad y cargo para responder por sus opiniones a los ataques que recibió por publicar sus puntos de vista. También debió soportar la aversión a que se hizo acreedor cuando su superior descubrió, aún estando activo, los temas sobre los que escribía y su parecer disidente. Tanta fue, que deseo juzgarlo marcialmente por alentar al enemigo, pero tanto él como los otros dos coautores fueron dados de baja honorablemente en verano del 2005. Fueron buenos soldados, pero les sobraba razón para ser los soldados ideales.

Ahora que Bush y la guerra en Irak pierden popularidad entre el pueblo norteamericano, y que parecen contados los días para que el gobierno de Estados Unidos modere sus pretensiones energéticas, no hay que olvidar que han habido hombres y mujeres valientes en el seno de ese coloso, que mantuvieron el sentido común.

« La mejor manera de acabar con el terrorismo,
es dejando de participar en él
», Noam Chomsky

Y aunque no es el sentido común el que se impone en este desenlace, ciertamente, sino el hartazgo y las razones económicas, en una sociedad todos los modos de pensar cuentan, como en un sistema de vectores, para obtener su resultante. Una sociedad sin pensadores, es una sociedad sin posibilidades de evolución.

« Honestamente no puedo recordar las razones por las cuales me alisté en el ejército norteamericano, pero puedo asegurarles que eran erróneas. Hace tres años, antes del 9S, me uní al ejército buscando refugio de una existencia mundana y escape de un pueblo atávico, por ganar dinero en la única manera en que sabía hacerlo y por la oportunidad de viajar (...) No tenía idea de que podría ir a la guerra, de que mataría sin pensarlo y de que serviría a los propósitos de los políticos neoconservadores. Pero estoy aquí y toda esta crisis mundial no es sino mera evidencia de lo que puede ir mal cuando una nación entera sumida en la apatía permite a la ignorancia y a la codicia girar el engranaje de la sociedad »
hEkLe, Septiembre 15, 2004.

No en vano Thor, el dios al que este soldado evoca, se cuidaba de no romper el delicado puente de luz sagrada que une la morada-campamento de los dioses guerreros, en espera de la batalla final entre el bien y el mal en la que hasta ellos mismos esperan perecer, con aquello que mantiene la armonía en el universo. Hasta Thor, el rudo dios nórdico del trueno y de la guerra que protegía a los vikingos de los gigantes del frío, tenía el cuidado de no cruzar el Bilfrost - el arcoiris - que unía a Yggdrasil, el fresno cuyas tres raíces mantenían unido al universo tanto visible como invisible, con el Åsgard, la morada de los dioses, por temor a que el tremendo calor de sus rayos o el estruendo causado por sus truenos pudieran romper el puente.

Cada vez que escucho de un nuevo ataque terrorista, me pregunto, ¿quién daña el arcoiris? ¿O será tan sólo que a cada acción corresponde una reacción?

Desde 1980, Inglaterra y 80 países más han firmado la Convención sobre Prohibiciones o Restricciones del Empleo de Ciertas Armas Convencionales que Puedan Considerarse Excesivamente Nocivas o de Efectos Indiscriminados, que en su Protocolo III prohíbe el empleo de armas incendiarias - las concebidas para incendiar objetos o causar quemaduras mediante la acción de las llamas o del calor - en contra de personas civiles, ni cuando se lancen por aeronaves contra objetivos militares situados dentro de una concentración de personas civiles. Estados Unidos, no.

Una traducción al Español del texto entero al que corresponde el fragmento citado al inicio, fue publicada en marzo de este año en Rebelión y se puede leer aquí, aunque a mí en lo personal me parece que el traductor pierde algo, quizás las expresiones del soldado, en aras de un estilo también impresionante, aunque de un modo distinto.

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