Principio de Certidumbre El tiempo es una gitana que tira las cartas. Una gitana pretérita e imperfecta, de malos modales y dudosa procedencia. Fuma como chacuaco y tiene la mala maña de echar el humo al cara, a sabiendas de que envejece al que sufre su tabaquismo pa-si-va-men-te. Siempre es posible consular su oráculo. El precio no son monedas. En el rabillo de su ojo sano, la sorna acecha; en tanto que el futuro se revela en el humor acuoso de su ojo ciego azul glauco. Con un gesto tiende el mazo. El que la consulta baraja los naipes deseándose a sí mismo toda suerte. Si a final de cuentas uno siempre está donde debe estar y acontece lo que ha de acontecer, toda intención debiera quedar sublimada en la fe puesta en este único acto, en que se baraja cotidianamente la realidad como se juegan los dados. Tres cortes. Tres montones. Por mi presente, por mi pasado, por mi futuro. La vieja se divierte disponiendo la tirada: una vez forma un círculo, otra una cruz. Su tendida favorita es la escalera. Luego, lentamente va volteando una a una boca arriba hasta dejar sobre la mesa descubiertas todas las cartas. La vieje sonrié con la ironía de aquel al que pocas cosas le sorprenden. Observa desde su abismo al que la interpela. Ella sabe que así son las cosas. Sin piedad pero con suspenso, habla verdades y descubre el hado. A veces entendemos lo que nos dice. A veces, no. A veces insistimos en una lectura distinta y deseamos que no fuera tan indolente. Pero ahí están los signos; y su lectura, podrá ser enigmática, pero no dócil a los anhelos del corazón. Y el corazón sabe, pero inquiere, porque no quiere saber.
Diez Palabras andariego iridiscencia perfidia felino herbolaria almohada desparpajo añoranza boca diluviar Esas fueron las que yo escogí (101). Quise ver qué palabras habían otros propuesto como las más hermosas del español y me encontré con las siguientes bellezas: - Sándalo, penumbra, jacarandá, ámbar, anhelar (Borges)
- Vendaval, manantial, parábola, tiovivo, alabarda (Rodolfo)
- Pristína, vorágine, vigilia, artilugio, alborada, fragilidad (Lluvia Gabriela)
- Colibrí, libélula, aguanieve, madriguera (Anahí Lazzaroni)
- Mandarina, jarabe y ajenjo (Gustavo Nielsen)
- Inexorable, farsante y otredad (Agustín Fest)
- Caterva, itinerario y arrabal (Jorge Mayer)
- Mejunje, picaporte y batahola (Chinaski)
- Turquesa y éxtasis (Lola)
- Ojalá (Antonio Gala), nostalgia, páramo, luciérnaga, esdrújula, esfera, nausea, tertulia, encrucijada, chubasco.
Tras leer 50 listas, renuncié a escoger más. Observé que me gustan las de origen árabe; en las que la 'a' vibra al pronunciarlas y gorjea la voz. También las de consonantes dobles o recargadas. Varias veces vi por ahí libélula y almohada - la primera me fue difícil descartar; y por boca, alguien además de mí optó. Mientras escogía mis favoritas pensé que seguramente olvidaría algunas de las que creo hermosas, sólo porque es difícil que uno tenga en la punta de la lengua todo su vocabulario (ésta también lo es). No me fue tan mal. A decir verdad, entrañable, sólo olvidé abril.
Haant C'Moa Quii Comca'ac Quii Yaat ... simplemente, estar Primera luna nueva de Verano. Los Comcá'ac celebran sus fiestas de año nuevo. Antonio Robles, jefe del Consejo de Ancianos. FOTO: José Carlo González.La Jornada, 17 de Julio del 2005. Han concluido las celebraciones comunitarias del año nuevo de los seri o comcá'ac, que se realizaron el jueves 30 de junio y el viernes 1º de julio (...) La fiesta se llevó a cabo en las dos únicas comunidades de los comcá'ac: Punta Chueca o Socáaix y El Desemboque o Haxöl Iihom, sedes de su territorio actual, que va de sur a norte, entre el desierto y el mar, frente a la enorme isla del Tiburón, también parte de sus dominios, en las costas de Sonora, en pleno Golfo de California o Mar de Cortés (...) son celebraciones sin agenda aparente en las que las cosas suceden sin prisa, en una atmósfera comunitaria de alegría y laxitud, como si el fin principal fuera, simplemente, estar en el mundo. FOTO: José Carlo González.La Jornada, 16 de Julio del 2005. "La fiesta del Año Nuevo Seri ha sido consolidada como un espacio escénico donde los símbolos de orgullo y desafío de esta cultura hacia Occidente se han desplegado con mayor intensidad", dice el etnólogo Rodrigo Rentería, y agrega: "Esas dos noches la nación comcá'ac celebra su persistencia y desafía lo venidero." |
Los Seris o Comcá'ac, es un pueblo seminómada de la costa desértica de Sonora que nunca fue conquistado, ni militar ni espiritualmente. Al menos dos mil años han habitado esta zona, donde desierto y mar se unen aislados del resto del continente por la sierra rocosa. Durante la época de la colonia, sus flechas envenenadas, la pobreza e inaccesibilidad de su territorio y la escasa acumulación de riquezas los mantuvieron a salvo de la dominación española. Altos, esbeltos y elegantes, cuentan los narradores de la época que los conquistadores les tenían por indios gigantes y belicosos. Cazaban persiguiendo a sus presas hasta agotarlas. Se contaban en miles, pero en el México Independiente fueron casi exterminados por los rancheros que se establecieron en la costa y por los soldados. Los pocos que escaparon se refugiaron en la cercana Isla del Tiburón. En los 30's regresaron al continente para dedicarse de lleno al oficio pesquero. En los 70's les fue concedido como territorio la isla y 91,000 hectáreas de planicie costera: 100 kilómetros de litoral de uso exclusivo. Su población es cercana a los mil indígenas y además de pescadores y recolectores, son artesanos. FOTO: José Carlo González."Si los caza, aténgase a las consecuencias", advierte algún letrero a los cazadores furtivos que buscando borregos cimarrones se adentran en su territorio, decretado zona de reserva ecológica.
Nunca han servido para servir. Incluso actualmente no aceptan el trabajo asalariado. No están dispuestos a aceptar ordenes de un patrón ni a someter sus horarios. Su organización social no admitía jefes y sólo en épocas difíciles, como tiempos de guerra o de escasez, el más capaz era nombrado líder. Al integrarse a la vida nacional, se vieron obligados a nombrar autoridades. Les gobiernan un Consejo de Ancianos y un "gobernador" elegido por voto directo que representa a la tribu ante el Estado. Otras organizaciones - de los bienes comunales, de la pesca y de la artesanía - han logrado reglamentos y normas tan complicados, que resultan poco aplicables. Sin embargo, los Comcá'ac mantienen una serie de tradiciones de orden social, de ayuda mutua y distribución de los recursos, que velan por la supervivencia de la etnia. El kimusi es el derecho que tiene todo miembro a comer de la comida de los de la comunidad sin necesidad de ser invitado y el kanoaa ana koit, el de pedir pescado para comer a toda panga que llege del mar. Respecto a la distribución, todos y cada uno están obligados a compartir una de cada dos cosas que posea con otro miembro de su familia; y por tanto a recibir en forma recíproca lo que el otro comparta. Otra tradición marca que cuando alguien muere, su padrino se encarga de la ceremonia funeraria y luego intercambia sus bienes materiales con los de la familia del difunto. De esta manera, acumular posesiones carece de sentido e incluso es considerado mezquino. Por otra parte, cualquier cosa con la que entren en contacto, se vuelve parte de ellos, incluso lo que nosotros desechamos como basura. Así que es mejor acumular lo menos (si pusiéra juntas toda la basura y todas las cosas que a lo largo de la vida he poseído, ¡sería terrible mi peso!). Saben vivir sólo del mar y del desierto. Son el único pueblo del mundo, del que se sabe que ha cosechado un grano de mar (Zostera marina) para su consumo. Su lengua es una lengua vital y creativa que en lugar de adoptar términos del español para designar lo nuevo, crea nuevos términos para cada cosa. Así por ejemplo al motor de un carro le llaman ziix iitax, cosa con que se va; a los faros, sus ojos, itoj; y al mofle, el lugar en que cae su espíritu, ihíisax an hant yait (Diccionario Seri). Actualmente, su territorio es invadido por población no indígena y está siendo blanco del proyecto turístico estatal y federal promovido por Fox, "Escalera Náutica", por lo que sufren una campaña de desprestigio. Fiesta de la Cahuama de Siete Filos, Desemboque Son., 1981 FOTO: María Dolores Torres Cubillas
Fernando Pessoa traducido por Octavio Paz El loco que extrañaba su propia alma
Bastante metafísica hay en no pensar en nada.
¿Lo que pienso del mundo? ¿Sé yo lo que pienso del mundo? Si me enfermase, pensaría.
¿Qué idea tengo de las cosas? ¿Qué opinión sobre las causas y los efectos? ¿He meditado sobre Dios y el alma y sobre la creación del mundo? No sé. Para mí pensar en esto es cerrar los ojos y no pensar. Y correr las cortinas de mi ventana (que no tiene cortinas).
¿El misterio de las cosas? ¿Sé lo que es misterio? El único misterio es que alguien piense en el misterio. Aquel que está al sol y cierra los ojos comienza a no saber lo que es el sol y piensa cosas llenas de calor. Si abre los ojos y ve al sol no puede ya pensar en nada porque la luz del sol vale más que los pensamientos de todos los filósofos y todos los poetas.
La luz del sol no sabe lo que hace y por eso no yerra y es común y buena.
¿Metafísica? ¿Qué metafísica tienen esos árboles? La de ser verdes y copudos y echar ramas y dar frutos a su hora - nada que nos haga pensar, a nosotros, que no podemos dar por ellos. ¿Qué metafísica mejor que la suya, no saber para qué viven ni saber que no lo saben?
"Constitución íntima de las cosas..." "Sentido íntimo del universo..." Todo esto es falso, todo esto no quiere decir nada. Es increíble que pueda pensarse así. Es como pensar en razones y fines mientras reluce al comenzar la mañana y al flanco de los árboles la sombra va perdiéndose en un oro vago y lustroso.
Pensar en el sentido último de las cosas es aumentarlo, como cavilar sobre la salud o llevar un vaso de agua a la fuente. El último sentido íntimo de las cosas es que no tienen sentido íntimo alguno.
No creo en Dios porque nunca lo he visto. Si él quisiera que yo creyese en él sin duda que vendría a hablar conmigo, empujaría la puerta y entraría diciéndome: ¡Aquí estoy!
(Tal vez esto suene ridículo para aquel que, por no saber lo que es mirar las cosas, no comprende al que habla de ellas con el modo de hablar que enseña el verlas de verdad.)
Si Dios es las flores y los árboles, los montes, el sol y el claro de luna, entonces creo en él, creo en él a todas horas, toda mi vida es oración y misa, una comunión con los ojos y los oídos.
Pero si Dios es los árboles y las flores, los montes, la luna, el sol, ¿para qué lo llamo Dios? Lo llamo flores, árboles, montes, luna, sol.
Si él se ha hecho, para que yo lo vea, sol y luna y flores y árboles y montes, si él se me presenta como árbol y monte y claro de luna y sol y flor, es porque quiere que yo lo conozca como árbol, monte, luna, sol, flor.
Y yo lo obedezco (¿Sé yo más de Dios que Dios de sí mismo?), lo obedezco viviendo espontáneamente, como uno que abre los ojos y ve, y lo llamo luna y sol y flores y árboles y montes Y lo amo sin pensar en él y lo pienso con los ojos y los oídos y ando con él a todas horas. Alberto Caeiro O Guardador de Rebhanhos |
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